RETOMAR LOS ESTUDIOS A LOS CINCUENTA:
Estudiar en la edad adulta puede ser muy fructífero, está comprobado que, aparte de ser una fuente de conocimiento, también lo es de salud puesto que previene y retarda el deterioro cognitivo.
Nadie dijo que hacerlo fuera fácil, mucho menos si tenemos en cuenta que mucha gente sólo ha tenido esa oportunidad a partir de los cincuenta. Como maestra del aula de adultos de Ossa de Montiel, tras años recibiendo matrículas de alumnos con edades muy diversas, me decanto a explicar la experiencia tan gratificante que me dan nuestros “mayores de cincuenta”, ellos, a veces, se consideran viejos, torpes e inservibles, creo que están equivocados, son gente con gran experiencia que, en la totalidad de los casos, me enseñan mucho más a mí que yo a ellos además de que la mayoría, por las circunstancias de la época, nunca tuvo las oportunidades que se tienen hoy en día.
Durante todos estos años en el aula, las tardes han sido muy agradables viendo como gente que, apenas leía y escribía con dificultad, con su empeño y tesón, han sido capaces de conseguir sacarse el título de secundaria. ¿Cuál es el secreto? Es una pregunta muy fácil de responder: venir con ganas, tener interés en aprender cosas nuevas, tener afán de superación personal y, sobre todo, CREER UNO MISMO EN QUE PUEDE CONSEGUIRLO.
Como he dicho anteriormente, muchos son los alumnos que me han enseñado grandes cosas aquí, todos ellos reunían esas cualidades, todos ellos han conseguido tener su título de secundaria y, algunos continúan estudiando ahora. Actualmente, una de las alumnas que se encuentra ya matriculada en cuarto de secundaria, quiere contarnos su experiencia en el centro:
Hola, me llamo Mercedes, tengo 57 años y voy a explicar mi experiencia con el estudio en edad adulta.
A pesar de que se imparten las clases para adultos en el pueblo, nunca me había planteado la idea de acudir, veía a la gente pasar, algunos allegados me contaban sus vivencias pero nunca daba el paso. Sin ir más lejos, mi marido fue uno de ellos, le oía hablar de temas de las asignaturas (verbos en inglés, ejercicios de matemáticas, sociales…) y me parecía imposible para mí. Dejé de estudiar cuando no había cumplido catorce años y, a pesar de que me gusta leer, no es lo mismo.
En los últimos años he pensado apuntarme, hasta que, finalmente, en septiembre de 2016 me decidí. Los comienzos fueros duros, tenía mucho miedo y pensaba que no podría pero poco a poco, con mucho esfuerzo, voy aprendiendo algo que para mí supone un gran logro. Nunca es tarde para aprender, yo comencé en primero de secundaria y mira, ya voy a empezar este cuatrimestre cuarto, todavía me pongo nerviosa solo de pensar en los exámenes.
Hablando con otras personas que han pasado por esta experiencia, te das cuenta de que todo el mundo sale muy contento, aparte de aprender y mejorar nuestros conocimientos, hacemos nuevas amistades que, cuando se encuentran, siempre recuerdan los buenos momentos pasados en nuestros ratos de clases y estudios. He de decir que yo, en este caso, llevo desventaja, mis compañeros son muy jóvenes, podrían ser mis hijos, pero verdaderamente, me gusta estar con ellos.
Paqui Alcázar Guillén
Aula Ossa de Montiel