EL ESTRÉS EN EL AULA

EL ESTRÉS EN EL AULA

Por todos es conocido y comentado el estrés y problemas  de ansiedad a los que los maestros y profesores,  en la actualidad, están sometidos diariamente en sus aulas.

Muchos de los problemas que provocan dichas sensaciones negativas, tienen que ver con: la falta de disciplina y respeto por parte de alumnos y padres, la cantidad, a veces injustificada, de documentación, informes, programas y demás documentos que se deben elaborar, y en última instancia la preparación e impartición de tu asignatura. Esta última quizás es la causa menos estresante y la más importante  en nuestra labor docente.

Todos  estos problemas conllevan a que una parte significativa del profesorado  solicite la baja por problemas de depresión a lo largo de la etapa profesional.

En Educación de adultos este problema de ansiedad,  y estrés se extiende a nuestro alumnado. Dada las peculiaridades de nuestro alumnado, personas adultas, con responsabilidades familiares de hijos y/o padres, trabajo, las tareas del hogar, hace que este sentimiento de ansiedad sea muy frecuente.  En muchas ocasiones es la causa por la que el alumnado no se decide a matricularse en nuestras aulas, unido a la sensación de inseguridad y miedo a la frustración.

En clase ese sentimiento de agobio les lleva en algunos casos a abandonar, ya que según sus propias palabras “no tienen necesidad de pasar ese sufrimiento y pasar noches sin dormir”. En las situaciones de examen o cuando deben hablar en público es cuando estos sentimientos se acrecientan, llevándoles al bloqueo, cometer errores y la falta de concentración.

Según diferentes profesionales, si queremos reducir o evitar el estrés que produce la educación, tanto a profesores como alumnos, nos proponen algunos consejos a llevar a cabo. Entre los más importantes se sugiere:

  • Organizar y planificar el trabajo en un horario determinado, de forma concreta y fija. La sensación de tener todo controlado, aumenta nuestra seguridad y reduce la ansiedad
  • Disfrutar de tu tiempo libre, desconectando del trabajo o estudio. Realizar hobbies y actividades placenteras contribuyen a tu bienestar
  • Relacionarse con familiares, compañeros y amigos. Muchas veces compartir y dialogar sobre tus problemas, permiten darse cuenta que no eres el único que los sufres y puedes encontrar soluciones y apoyo de los que te rodean, además de pasar un buen rato.
  • Llevar una vida sana. Una buena alimentación, dormir adecuadamente y la realización de deporte contribuye a que tu cuerpo se encuentre mejor, lo que repercute favorablemente en tus emociones.
  • Utilizar técnicas de relajación. Realizar actividades de respiración de forma concisa y secuenciada, facilita bajar las pulsaciones cardiacas y reducir la ansiedad.
  • Ser feliz. Hagas lo que hagas busca siempre los aspectos positivos y sácales provecho.

Ana María Hernández

Maestra del AEPA El BONILLO

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